Un día una persona que es un simple ser y que comparte el mismo lugar de convivencia se convierte en conocido; después de mucho tiempo de trato personal, de intercambiar ideas y confiar, llega a ser amigo; pero, después de todo este proceso, por alguna razón, este individuo es reducido a un valor numérico, un dígito que solo indica cuantos seres como él ocupan un espacio en un renglón y se olvida por completo que esta tiene cierta importancia sentimental; solo es un número cuyas características no son significativas y del cual solo es importante la relación que guarda en esa cifra.